Ética y Sentido Común
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Ética y Sentido Común

Ética y Sentido Común

Cuando pienso en la situación política de este país, no puedo dejar de pensar en mi padre, en la ilusión y esperanzas que puso en una transición que entendía imperfecta pero necesaria para que, un país que había vivido 40 años bajo una dictadura fascista, llegara sin grandes traumas a una democracia verdadera. Con lo que no contó es con que esa transición iba a durar otros 40 años y que, en lugar de ir hacia una democracia moderna, al final, iba a volver, poco a poco, a los valores y comportamientos del franquismo.
Mi padre, del que aprendí muchas cosas en casi todos los ámbitos de la vida, me enseñó que, en política, las cosas son muy simples: la democracia es un sistema político basado, fundamentalmente, en que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, tenemos derecho a las mismas oportunidades y, sobre todo, en que existe una separación de poderes que garantiza todo eso. Cuando esa separación de poderes no existe quien ostenta el poder político, aunque sea por cuatro años, tiene casi un poder absoluto y es fácil ver que eso es así viendo las noticias relacionadas con los casos en los que está implicado el PP, asunto en el que no creo que sea necesario entrar con más detalle.
Tampoco parece muy democrático que un señor, por haber ejercido un cargo político, tenga garantizada una pensión vitalicia ni unos puestos de asesor con obligación de asistir a una o dos juntas al año en empresas de las que no conoce nada pero en las que entra justamente por haber ejercido un cargo público.
Ni es de recibo que, dependiendo el color del partido en el poder (nacional, autonómico o municipal, da lo mismo) se hagan las cosas de una forma u otra para mayor gloria y beneficio del partido en el poder que hace así que sus cuatro años de legislatura sean, en realidad, una constante campaña para asegurar los votos en las siguientes elecciones en lugar de pensar en un futuro (pensemos en las reformas educativas, los grandes gestos de bajada de impuestos a final de legislatura, etc)
Pero, si hay algo que a mí, personalmente, me preocupa más que todo eso, es que nosotros, los españolitos de a pie, creamos que lo normal es que nos mientan, que nos roben (al fin y al cabo, todos lo hacen ¿no?), que incumplan sus promesas, que monten espectáculos lamentables insultándose unos a otros o lanzando injurias que luego no tienen consecuencias… Y, sobre todo, me preocupa que no somos conscientes de que ellos, los políticos, no son más que empleados nuestros a los que hemos cedido la gestión de nuestro país y nuestras vidas por un período de tiempo y que, si no cumplen con lo esperado, podemos despedirlo.
Creo que este país necesita unos pequeños cambios, realmente pequeños, para que todo lo demás cambie: que desaparezcan aforamientos y privilegios que los políticos tienen solo por el hecho de ser políticos; que cambie el sistema electoral para que los votos de todos valgan lo mismo; que se responsabilice personalmente a los políticos de las irregularidades que puedan cometer; que se exija la dimisión inmediata de cualquiera que no cumpla sus obligaciones o muestre comportamientos o expresiones poco éticas; que, para ciertas decisiones que afectan a todos de forma más que vital, se necesite un consenso entre todas las fuerzas políticas (educación, sanidad, justicia…) y, sobre todo, que exista una verdadera separación de poderes que permita que todo esto sea efectivo.
Si, además, consiguiéramos que nosotros, los ciudadanos, aprendiéramos a exigir que todo eso se cumpla, entendiéramos que somos los verdaderos dueños del país, que  también nosotros tenemos responsabilidad en lo que ocurre en la política y no nos dejáramos llevar por cantos de sirenas ni por campañas de desinformación, podríamos obligarles a cumplir mejor su labor.
No sé si esto que he dicho tiene mucho que ver con la ética pero sí que lo tiene con el sentido común porque, al fin y al cabo, a lo que deberíamos aspirar es a una sociedad más justa, más igualitaria y más decente.
En fin, supongo que es solo un sueño pero, si Gran Bretaña, Francia, Suecia o Finlandia han conseguido estar cerca de ese ideal ¿por qué no vamos a poder hacerlo nosotros?

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