¿Y SI ES NIÑA?
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¿Y SI ES NIÑA?

¿Y SI ES NIÑA?

Este artículo aparecerá en la próxima revista de Gana Medina pero creemos que hoy es un día muy apropiado para compartirlo.
No recuerdo cuál fue el motivo que me animó a escribirlo pero no importa, por desgracia, a las mujeres nos dan demasiados motivos todos los días para pensar estas cosas, sobre todo cuando tienes una hija y sabes que, a pesar de los años de diferencia, a pesar de que la sociedad avanza lentamente, se va a enfrentar a cosas que ya conoces muy de cerca, a veces, en primera persona y que tu obligación es enseñarla a bregar con ella porque, por desgracia, hay quien no enseña a sus hijos a ver a las mujeres como lo que son: personas, sin más.
Hoy, releyéndolo tras conocer la sentencia a 5 violadores en Navarra (me niego a llamarlos «manada» porque una manada es otra cosa mucho más digna, una manada no se reúne para violar sino para defenderse), me han entrado ganas de cambiar algunas cosas pero creo que es mejor dejarlo así. Siempre encontraré motivos nuevos para modificarlo y, por desgracia, me temo que no para bien.
 
 
 
¿Y SI ES NIÑA?
Pues, si es niña, ¡va jodida!
Va jodida y, si eres el padre, lo sabes porque, últimamente, somos todos mucho más conscientes de ello gracias (más bien por desgracia) a las violaciones múltiples, los asesinatos, las violencias machistas, los casos de abuso y, por desgracia, la respuesta que a ello da parte de la sociedad, de la prensa y del sistema judicial juzgando a la víctima y responsabilizándola.
Todos conocemos el caso de “La Manada” -que debería, más bien llamarse “La Jauría” o “los Depredadores” pues una manada es otra cosa- y como se ha criticado hasta que la víctima intente superar la desgracia y vivir como una joven cualquiera. O el caso de Diana Quer a la que, en muchos medios, e trató como responsable de lo que pudiera haberle ocurrido por ser joven, bonita, querer divertirse y mostrar la inmadurez propia de una chica de 18 año. O a la fiscal que acusa a una víctima de maltrato de querer ensañarse con su maltratador porque quiere que le quiten la custodia compartida por miedo a que haga algo a su hijo. O el de la juez que considera que no es violación porque la niña de 5 años no se resistió. O el de la media centena de mujeres asesinadas el año pasado a manos de los que se creían sus dueños. O cualquiera de las barbaridades que vemos y leemos todos los días.
Pero, cuando eres la madre, sientes el miedo en lo más profundo de tu ser porque, con mayor o menor fortuna, has sentido en tus propias carnes lo que tu hija puede llegar a vivir. Da igual lo guapa que seas, como vistas o como te comportes: siempre habrá unos hombres -demasiados- que se sientan con derecho a decirte burradas al pasar por la calle: esos bonitos y tradicionales piropos que nos tienen que alagar ¡Me gustaría saber cómo se sentirían ellos si, al pasar delante de una obra, un grupo de aguerridos albañiles le soltara un “Te comería todo lo gordo”! Siempre habrá unos hombres que consideren que, por tener vagina, tu cerebro es más torpe y tus opiniones menos importantes. Siempre habrá unos hombres que quieran tocarte el culo o las tetas, que crean que “NO” es siempre “Sí” y que, si te resistes es solo un juego.
Porque, cuando eres la madre, sabes que, si a tu niña la acosa un compañero, siempre habrá quien le diga que es porque la quiere. ¡No señor! ¿Alguien piensa que, cuando un chico se mete con otro, lo hace porque le quiere? Pues en el caso de las chicas tampoco.  Que, si sigues los dictados sociales, de chiquita la vestirás con encajes y puntillas que le dificulten el movimiento pero la “pongan bonita” y, de mayor, los tacones y las faldas cortas harán lo mismo. Que, si te descuidas, se creerá los cuentos de hadas en los que la princesa solo está ahí para que la rescate el valiente caballero, normalmente, sin mucha sesera y que, cuando sea mayor, se emocionará con un novio que le pida la mano en un acto público, delante de un montón de gente –si es con cámaras de televisión, mejor-, de rodillas y con un anillo de la mano en lugar de pensar que el futuro deben decidirlo juntos y acordar cómo y cuándo quieren hacerlo. Porque sabes que, si se casa con un hombre mayor, será una caza fortunas y si lo hace con uno más joven una asalta cunas; si gana menos que él, una mantenida y si gana más, algo habrá con su jefe.
Si eres madre, aunque tu hija no haya sido educada como una princesita y sepa defenderse como Bruce Lee, siempre sentirás la intranquilidad de lo que le pueda pasar cuando sale de casa porque nunca puedes estar segura de si, todos  sus conocimientos de artes marciales, defensa personal y su desparpajo, van a ser suficientes para defenderse de uno o varios “valientes” que toman por la fuerza lo que creen que es suyo, la conozcan o no, solo porque les ha sonreído, lleva un vestido ajustado o porque sí, porque ese día ella es la presa.
En fin, si eres madre, sabes que tu hija no forma parte del sexo débil porque va a tener que luchar mucho más que los hombres para conseguir lo mismo y va a tener que hacerlo por menos sueldo y teniendo que demostrar mil veces lo que vale como persona (entiéndase como tal “hombre”) porque la naturaleza no te ha dotado de ciertos atributos, al parecer, muy valiosos
Mª Jesús Vázquez

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